Siento el sonido de los motores del avio que me despiertan, miro por la ventanilla y diviso diminutas casas. Cierro los ojos e imagino que regreso a Buenos Aires, a caminar por San Telmo. Se me eriza la piel de pensarlo, y no quiero dejar de hacerlo. Volver a SanBer....
Volver a ver la sonrisa de mi madre, de mi padre, de mis hermanas y hasta la del cabeza de chorlito de mi hermano casi mellizo. Subasto mis ojos al mejor postor, porque mis ojos no solo ven, por lo general sueñan. 

Me escapo de mi piel y me alejo en silencia hacia mi otro lado, me quedo vació añorando el pasado. Solo pude traer 23 Kg de mi vida en una vieja maleta. Papeles, discos, algo de ropa y algún que otra foto. Tanto falto por traerme, como algunos abrazos para momentos como hoy, los amigos y tantas otras. Pero estoy en medio del cielo apunto de aterrizar en Valencia, para seguir con la rutina y seguir contando los día, de uno en uno. Dando pasos, tumbos y volviendo a levantar.




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