Días que despiertan fantasmas y esconden ilusiones, días que pasan en vuelos violentos sobre mi ventana. Días estresantes, nublados, perversos. Días que se pierden, días, solo simplemente días, y siempre por suerte contigo. Hay días que no preguntan, que llegan cargados de silencios, de horas que parecen devorar las esperanzas como un fuego invisible. Y hay días que son más que tiempo, días que duelen en lo más hondo, que arrastran sombras y cicatrices sin nombre, como si cada segundo fuera una piedra más en la mochila, como si cada suspiro fuera un eco perdido. Pero también, entre esos días que se desmoronan, que se deshacen como cenizas en el aire, hay algo que resiste. Tú. Contigo, incluso los días que no tienen sentido, los días rotos, se vuelven menos afilados, menos oscuros. No es que cambien, no es que dejen de ser lo que son. Es que contigo, simplemente, puedo respirar. Porque en medio de lo absurdo, de esos días que parecen robados al tiempo, tu mirada sigue siendo refugio. Tu...