El Psicotrópico Mundo De Mi Mente

Me quema el impulso, los labios, la piel, y hasta en tu propia presencia me quemé y me enredé. Te arropé bajo mis alas y del juicio me olvidé. Te dejé investigar mis olvidos más profundos, te dejé corromperme, descerebrarme y volverme a crismar. Amanecimos enmarañados, con la tertulia de gemidos haciendo eco en las cabezas. Dos cigarrillos después ya estábamos dormidos. Pero el alba nos halló dispersos, con el humo flotando en silencios densos. Las cenizas aún tibias en el cenicero y la certeza en la piel: fuimos fuego, fuimos carne, fuimos olvido y renacer.

En el vasto horizonte de tus ojos, mi mirada se pierde en lo infinito, donde el universo reposa en paz. Tu tacto acaricia mi piel morena, despertando sueños que enloquecen, transformándome en ceniza ardiente. El roce de tus labios, un estremecimiento, que traspasa mis huesos y almas despierta, descubriendo maravillas sin par. Al despertar, tenerte a mi lado, es encontrar la octava maravilla, donde el mundo cobra nueva vida. En tu presencia, el tiempo se detiene, y en cada instante, un verso nace, poema vivo de amor y conexión. Eres el sueño hecho realidad, la melodía que resuena en mi ser, el regalo divino que me inspira a amar.