Días contigo en la oscuridad

También me acompañaban mis sueños, aquellos que a gritos me pedían salir desde lo más profundo de mi ser, porque, al igual que a mí, les da miedo tanta oscuridad. Por eso, cada vez que oscurece, abro las ventanas para que entre su luz y se pose sobre mi mesa de noche. Amo mirar la luna, me hace sentir parte de algo más grande, algo infinito y distante, pero íntimamente mío. Otro tachón más en forma de cruz sobre toda la hoja. Hace meses que no logro escribir en mi diario; aún no supero el extrañarlo. Él lo fue todo para mí, y no me ha dejado más que restos de nada y un poco más de soledad de la que ya tenía antes de conocerle. Había media vida vacía desde que decidí olvidarme de las personas que no encajaban en mi historia, como si fueran fichas de otro puzle que por casualidad cayeron en mi caja. Aunque estoy llena de matices, la vida de sus colores no es la que quiero para mi imagen. Estaba jodida. En el suelo, tenía mi diario; en la mano derecha, un lápiz muy puntiagudo, y en la otr...