No sé cómo ni donde
No sé cómo ni dónde, pero lo sé. Desde el momento en que partiste, supe que el eco del silencio ya anunciaba tu regreso. No era un retorno tangible ni inmediato, sino una presencia sutil, como el viento que acaricia lo eterno, dejando en su estela un murmullo de memorias y promesas no dichas.
Volverás, siempre vuelves. No con el peso de lo que fuiste, sino con la ligereza de quien no teme al abismo. Sin mapas, sin fronteras, sin más guía que el pulso inquebrantable de tu esencia. Serás la chispa en la sombra, la esperanza que danza entre ruinas, reconstruyendo lo que parecía perdido.
Y cuando camines de nuevo, lo harás con la fuerza de quien nunca se ha ido del todo. Cada paso resonará en lo desconocido, sembrando auroras en terrenos estériles. Porque allí donde pisas, el mundo despierta, y el alba no es más que el eco de tus huellas, un testigo de tu existencia que se niega a desvanecerse.
No sé cómo ni dónde, pero lo sé. El tiempo y el espacio se doblegarán ante tu presencia, y el amor que dejaste suspendido en el aire regresará con la fuerza de un abrazo infinito. Un círculo que no se cierra, sino que se expande, envolviendo todo lo que tocaste, todo lo que fuiste y todo lo que, de algún modo, sigues siendo.
Comentarios
Publicar un comentario
comentarios