Capítulo 1: El Nacimiento de la Sombra El sol golpea los rascacielos como un martillo incandescente, reflejándose en los cristales de la ciudad y cegándome por un instante. Miro mi reflejo en el vidrio y un escalofrío me recorre la espalda. No soy yo. No puedo serlo. Hay algo ajeno en mis ojos, una sombra que no me pertenece, un murmullo de odio que se retuerce y crece dentro de mí, alimentándose de cada pensamiento que me carcome. La sensación es casi tangible, como una presencia que respira sobre mi nuca, aguardando el momento en que le ceda el control. Mis dedos tamborilean sobre la madera del alféizar, una acción automática que se interrumpe cuando noto la cicatriz en mi mano. Donde antes había diez dedos, ahora hay ocho. La piel retorcida y marcada es un recordatorio de que lo que perdí nunca regresará. Me acostumbré a la ausencia como quien se acostumbra a la falta de sueño. Ocho días sin dormir. ¿O han sido nueve? El tiempo es un concepto irrelevante cuando la mente está atrapad...
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