Aparecemos y desaparecemos como por arte de magia, como si alguna especie de metamorfosis, nos pillara en medio de la noche y hace de nuestras vidas un efecto mariposa, donde saltamos de mundo en mundo y volvemos a despertar. Me voy a volar, a buscar musas debajo de rocas o arboles invertebrados de esos que llaman genealógicos. Viajo en el tiempo por raíces , por épocas, y sueño con escritores y poetas los cuales merecen mi mas inmensa reverencia, mi mas inmensa gratitud, por haberme acompañado a lo largo de eternas frases y historias, que me enseñaron a comprender un poco mas porque escribo. Aprendí a descubrir matices de diferentes colores y formas. Aprendí que "TODO OBJETO QUE NOS RODEA PUEDE SER PARTE DE UN VERSO, SI ASÍ LO ACOMPAÑAN LAS PALABRAS." Solo es cuestión de saber guiar, tener buen gusto por leer y sobretodo saber escuchar...
Palomas en Madrid
Aquella noche en Madrid no estalló por fuegos artificiales ni por sirenas. Estalló en silencio. Como estallan las cosas que se rompen por dentro, sin hacer ruido. Caminábamos sin rumbo, como si la ciudad nos perteneciera por unas horas. El aire tenía ese filo que corta la piel sin permiso, y sin embargo ahí estaba yo, devorando tus besos al pie de un cajero automático, como quien se aferra al único calor disponible en mitad del invierno. Éramos una suma imposible de contradicciones. Lo innato y lo frívolo. Lo eterno y lo fugaz. Tus pecados y mis manos, buscando redención en cuerpos que ya no sabían cómo sostenerse. A veces pienso que solo fuimos eso: una serie de heridas encontrándose, una danza breve entre tu karma y mis labios. Tú eras la esquirla y yo el intento torpe de no cortarme. El olvido era un cáncer creciendo en medio de nosotros, y aun así seguíamos inventando excusas para no soltar. Las palomas volaron aquella noche. No sé si alguien más las vio. Tal vez fue solo una image...
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