Baños de sal

Perdimos la sal en las heridas
y caímos rendidos de cabeza
acordamos no parar,
a descansar en carreras
y perdimos el rumbo en el cansancio.
Las nubes nos montan un techo gris
de esos que esconden las lagrimas del naufrago.
El poeta afina la imaginación
y define el sadismo con nuestra locura.
Han quedado cicatrices por sanar
Para que no duela este final sin fin.



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