Difícil dejar el Nido
Lloré lo que nunca había llorado, dudé como nunca había dudado. No es fácil dejar atrás a los amigos, la familia, todo lo que conoces. Es tu lugar, joder. Pero hay momentos en los que te das cuenta de que ya no encajas, de que algo dentro de ti se oxida. Y cuando eso pasa, cuando el aire se vuelve tan denso que apenas puedes respirar, lo único que queda es irse.
A veces, las cicatrices del pasado pican demasiado fuerte, no te dejan sentir las malditas mariposas en el estómago. Así que hay que buscarlas en otro lado. Hay que moverse, hay que largarse antes de que el cuerpo se acostumbre a vivir sin sentir.
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