Cantar

Nunca tuve oído para la música, nunca supe afinar una sola nota. Pero aprendí a aullar, a lanzar mi voz rota contra la noche, como un lobo hambriento que le ladra a la luna, sabiendo que nunca la tendrá entre los dientes. Y aun así, aúlla. Porque es lo único que le queda.


Comentarios

Entradas populares de este blog

el libro rojo de los buenos pensamientos

LA GRAN VENGANZA Capítulo 1, 2, 3...

Un Viajero en extincion