¡ Quizás nos confundimos al pensar que lo prohibido era la Fruta!

Quizás nos equivocamos al creer que lo prohibido fue solo una fruta en la mano de Adán. Tal vez el verdadero pecado fue el amor, y por eso nos condenaron, no al sufrimiento, sino a la insoportable felicidad de sentir demasiado.

Quizás no tengo las palabras exactas, ni una forma precisa de explicarlo, porque hay cosas que no caben en un puñado de frases. Quizás el mañana nos traiga un día mejor, uno donde no tengamos que dudar de lo que sentimos, donde podamos querer sin límites, sin miedo, sin prohibiciones.

Quizás los cuentos de hadas no eran tan mentira después de todo. Quizás este castillo, este final, esta historia, siempre fue real. Quizás lo único que hicimos fue atrevernos a creer en ella.

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