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 Hola amigxs! Me paso a contaros que tengo el placer de participar en un proyecto DE LA EDITORIAL "DIVERSIDAD LITERARIA" junto a otros 7 autores el libro se llamara - LA HUELLA DEL SILENCIO - AQUI LES DEJO EL ENLACE DE COMPRA. https://www.diversidadliteraria.com/la-huella-del-silencio como siempre, gracias por el apoyo

Un libro que susurra cuando el mundo grita

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Hay libros que uno escribe para contar una historia, y hay otros que nacen porque el silencio necesita un lugar donde quedarse. Los Cuentos Zen del Libro Rojo de los Buenos Pensamientos  pertenece a esa segunda categoría. No fue un proyecto planificado: fue un susurro persistente que pedía ser escuchado. Durante años conviví con la velocidad de la vida moderna, con la necesidad de producir, de estar siempre “haciendo algo”, de responder a todo menos a mí mismo. Y en ese ruido, empecé a escribir historias que hablaban de lo contrario: del arte de detenerse, del valor de la lentitud, de la sabiduría de lo simple. Este libro es un jardín de cuentos. Cada relato es una pequeña lámpara encendida en mitad de la noche, una piedra arrojada al lago de la conciencia, una flor que crece entre las grietas del asfalto. No busca imponer enseñanzas, sino invitar a la reflexión. No pretende aleccionar, sino acompañar. Lo escribí pensando en los niños que fui y que somos. En los adultos que todavía...

El Capitan

El Capitán no tenía parche en el ojo ni pata de palo, tampoco un ave al hombro ni un botín escondido en alguna isla remota. No era ese tipo de capitán. Navegaba mares distintos, en los que el viento traía versos perdidos y las olas teñían las sonrisas de verde jardín. Miró una foto que el tiempo había dejado entre las páginas de un libro. No sabía cuándo la había guardado, pero ahí estaba, atrapando un instante que aún latía dentro de su pecho. Recordó aquella puesta de sol en Madrid, el reflejo dorado tiñendo las calles, y tus labios envenenando los suyos con la calma de un beso que sabía a despedida. El sol se apagaba lento, escondiéndose bajo la falda de la noche, mientras la luna, orgullosa y altiva, se alzaba con su ejército de estrellas. Recordó cómo pelearon juntos contra las nubes que amenazaban con arruinar la historia que aún no querían dejar de escribir. Pero las batallas no son eternas y, cuando menos lo esperaba, el destello de tus ojos se perdió entre sombras. Y al des...

¡ Quizás nos confundimos al pensar que lo prohibido era la Fruta!

Quizás nos equivocamos al creer que lo prohibido fue solo una fruta en la mano de Adán. Tal vez el verdadero pecado fue el amor, y por eso nos condenaron, no al sufrimiento, sino a la insoportable felicidad de sentir demasiado. Quizás no tengo las palabras exactas, ni una forma precisa de explicarlo, porque hay cosas que no caben en un puñado de frases. Quizás el mañana nos traiga un día mejor, uno donde no tengamos que dudar de lo que sentimos, donde podamos querer sin límites, sin miedo, sin prohibiciones. Quizás los cuentos de hadas no eran tan mentira después de todo. Quizás este castillo, este final, esta historia, siempre fue real. Quizás lo único que hicimos fue atrevernos a creer en ella.

Difícil dejar el Nido

Lloré lo que nunca había llorado, dudé como nunca había dudado. No es fácil dejar atrás a los amigos, la familia, todo lo que conoces. Es tu lugar, joder. Pero hay momentos en los que te das cuenta de que ya no encajas, de que algo dentro de ti se oxida. Y cuando eso pasa, cuando el aire se vuelve tan denso que apenas puedes respirar, lo único que queda es irse. A veces, las cicatrices del pasado pican demasiado fuerte, no te dejan sentir las malditas mariposas en el estómago. Así que hay que buscarlas en otro lado. Hay que moverse, hay que largarse antes de que el cuerpo se acostumbre a vivir sin sentir.

Aquí

Tomé una última copa y tiré la corbata como quien se saca un nudo del cuello. Ahora que soy libre, me siento más importante, aunque en realidad no haya cambiado nada. La cabeza me explotó en pequeñas prosas, agarrando palabras al vuelo como si fueran hojas secas en otoño. Salí a pedalear sin rumbo, porque al final todos los caminos llevan a Roma, o al menos eso dicen, así que me quedé más tranquilo. El sol brillaba sobre la copa de los árboles, filtrándose entre las ramas y las hojas como si el mundo estuviera jugando a iluminarme solo a mí. Su calor se pegó a mi piel, y en ese instante entendí que no hacía falta seguir pedaleando. No había ningún otro lugar al que ir cuando todo lo que necesitaba estaba justo aquí.

Corazón

El cenicero está lleno otra vez. Un cuentagotas de cigarrillos consumidos por las horas de la noche, por las conversaciones que nunca llegan a nada, por el humo que se pierde en el aire como todo lo que hemos dicho. Tic-tac, los minutos pasan, tic-tac, mi pulso se acelera. La música sigue girando de fondo, pero no sé si es el disco o mi cabeza dando vueltas. Te miro moverte de un lado a otro. Encendés otro cigarro y yo sigo sin entender por qué tanta impaciencia, tanta necesidad de ocultarte detrás del humo. ¿Qué es lo que intentás decir sin decirlo? Si querés dejarlo, decilo. Así, sin más. No te escondas entre el smog de cada calada. Yo también estoy perdido, pero al menos me quedo quieto. Me siento a pensar, prendo otro cigarro, te miro. No pienses que deliro solo porque hablo y vos no querés escuchar. Ese es el problema, ¿no? No escuchás, no entendés, o simplemente no te da la gana reaccionar. Lo único que te interesa es ser vos, y lo demás te da igual. Nunca te preguntaste cómo es ...

Noche en tu cuerpo, Luna en el mio

Como un jinete sin destino, cabalgaré hasta el final de tu ira, avanzando al ritmo irregular de un reloj roto, marcando el tiempo a su antojo, sin lógica, sin equilibrio. Tus ojos se abrirán de golpe, paralelos a un eclipse, encontrándose con mi cuerpo como si en él ardiera la última verdad. Serás un arcángel insurrecto, iluminando mi condena con la furia de quien no teme arder. Serás el coral de mi arrecife, la calma antes de la tormenta, esperando la batalla que se librará entre vientos y mareas, entre cuerpos y sudor. Tu cabello, una brisa esbelta, rozará mi pecho como un presagio, y tu piel, un capullo de seda, se erizará en mis manos con la precisión de un secreto revelado. Tu néctar se convertirá en oasis, un espejismo que nos ahogará en su promesa. Y cuando la lujuria estalle, pintará invenciones de colores sobre nuestra piel. De tus brazos brotará un último aliento, un apretón firme en mi cuello, suplicando que no me rinda. Y si es necesario, moriremos de pie, con los dedos ent...

PASOS

El tiempo dejó de tener sentido, se enredó en mis pensamientos como un calendario roto. No sé si hoy fue ayer o si mañana ya pasó, si estoy avivando el fuego o ahogándolo en el mar. No sé si quedarme contigo en la sala y fingir que todo está bien o arrastrarte a la cama y dejar que la duda se queme en la piel. No sé si estornudar o decir "hachís" para disimular que todo esto me está volviendo loco. No sé a qué saben tus besos, si al tabaco de siempre o a algo que nunca termino de entender. No sé si tus manos van a liarse con las mías o si simplemente voy a despertar y descubrir que todo esto fue un mal sueño.

Sueños, fantasía o realidad...

El sueño se mezclaba con la memoria, difuso, intangible. No sabía si seguía dormido o si había despertado, si respiraba o si ya me había ido al otro lado. Pero tus besos seguían ahí, pegados a mi piel como un eco persistente. Me dejaste mil y yo te devolví otros mil, como si en ese intercambio se nos fuera la vida, como si en ese ir y venir quedara atrapado el último rastro de lo que fuimos.

Cantar

Nunca tuve oído para la música, nunca supe afinar una sola nota. Pero aprendí a aullar, a lanzar mi voz rota contra la noche, como un lobo hambriento que le ladra a la luna, sabiendo que nunca la tendrá entre los dientes. Y aun así, aúlla. Porque es lo único que le queda.

Navegar

No sé si tuvo algo que ver la seguidilla de malas rachas que me partieron el lomo antes de acabar aquí. No sé si fueron las manos que estreché, las mismas que después desaparecieron cuando más las necesitaba. Manos que prometían firmeza pero que al final solo servían para contar billetes o señalar culpables. Quizás el tiempo hizo lo suyo, dándole vueltas a todo como un maldito reloj sin cuerda, hasta que un día los frutos cayeron del árbol antes de madurar y no tuve otra opción más que salir a navegar. No por valentía, no por espíritu aventurero, sino porque a veces quedarse quieto es lo mismo que hundirse.

Yupilandia

Bienvenidos a Yupilandia, el parque temático del cinismo, donde la realidad es un chiste malo contado por idiotas y nadie se ríe. Aquí todo está patas arriba, pero tranquilo, nadie lo nota porque todos están demasiado ocupados fingiendo que entienden cómo funciona el mundo. Los niños duermen en las calles de Marsella, de Madrid, de Buenos Aires, de Nueva York. Pero no te preocupes, eso no sale en las postales ni en los discursos de campaña. Mientras tanto, los dueños del mundo recorren la ciudad en autos que valen más que una vida entera, saludando desde carteles políticos con la sonrisa desinfectada de quien ya no recuerda lo que es el hambre. En Yupilandia, los inmigrantes vienen a "robar el trabajo", pero nuestros hijos se largan a otros países "buscando oportunidades". Porque claro, cuando somos nosotros los que emigramos, es por mérito y superación; cuando son los otros, es una invasión. Aquí los profesores exigen respeto, pero odian enseñar. Los alumnos van a ...

DIAS D

Apagué la radio, el cigarro se consumió en el cenicero y me quedé ahí, mirando la pared como un imbécil. Saqué los días D de mi cabeza porque cada maldito recuerdo tuyo me deja en pausa, atrapado en un limbo de mierda donde nada avanza y todo pesa. Me quedo solo, con la mente en blanco, con el vacío mirándome de vuelta, burlándose de mí. Y cuando te pienso en días como este, con el pecho hecho un desastre, ardiendo con cada trago barato que intento usar para sacarte de mis entrañas, vuelven esas imágenes. Tú, en aquel aeropuerto, con los ojos vidriosos, con la voz atascada en la garganta, con el alma hecha pedazos mientras el mundo seguía girando como si nada. Como si no estuviéramos quebrándonos en el jodido centro del universo. Aturdida. Atónita. Jodidamente irremplazable. Y yo, demasiado consciente de que ya no hay más vuelos de regreso.

Ellos

Se acerca con la intención de un beso fugaz, un roce leve, una despedida sin estridencias. Pero la tentación es más fuerte. Sus labios se encuentran y, antes de que pueda evitarlo, el impulso se convierte en hambre. Muerde su boca, y la respuesta llega de inmediato. Un mordisco de vuelta, una rendición mutua al deseo que se enreda entre sus cuerpos. Sus manos rodean su rostro, los dedos presionan con la urgencia de quien teme perder algo irremplazable. Y en ese instante, la certeza lo golpea con la intensidad de un vértigo desconocido. Está enfermo, está roto, está atrapado en la necesidad de tenerla cerca. No es solo deseo. Es algo más profundo, más oscuro, más imposible de controlar. Ella sonríe, pero no retrocede. No se aparta, no le pone fin a la locura. La comparte. Sus labios siguen encajados con los suyos, sus manos firmes en su rostro, como si soltarlo fuera la única amenaza real. No busca nada. No necesita nada. Y, sin embargo, lo tiene todo. Él tampoco buscaba nada. Y, sin em...

Tristes, tristes vidas en casa, pobres almas en la calle.

El camino se extendía ante él, interminable, una línea difusa entre la realidad y el deseo. La luna brillaba en la distancia, inalcanzable, tentadora, un faro suspendido en la inmensidad de la noche. Cada paso lo acercaba, o eso quería creer. Pero el horizonte nunca cedía, nunca permitía que sus dedos rozaran aquello que había soñado tantas veces. El tiempo se volvía espeso, arrastrándolo en un vaivén de incertidumbre. ¿Era posible que algunos caminos no tuvieran final? ¿Que la promesa de alcanzar la meta no fuera más que una ilusión, un espejismo dibujado en la negrura del cielo? El pueblo quedaba atrás, sus sombras largas se difuminaban en la penumbra. Las calles que antes parecían estrechas y opresivas ahora eran solo un recuerdo. Los besos que había dejado en algunas mejillas se evaporaban como polvo en el viento, fugaces, pasajeros. Aquí, las palabras corrían más rápido que los cuerpos, los rumores viajaban antes que las verdades, y las lenguas se enredaban en cuentos que nadie pi...

Instrucciones para Volar

En ocasiones, el universo puede ser un poco ciego y tal vez sordo a nuestras palabras o a nuestro llanto. El mundo y el espacio que nos rodea pueden dejar de existir, como el tiempo de los peces que terminan en peceras. El espacio libre y amplio en tu tiempo y en tu esencia es necesario para complementar esa armonía vital entre el cuerpo y la mente, para poder mantener viva el alma. Cerramos los ojos y respiramos hondo y suavemente por la nariz, dejamos que el aire nos llene, que la existencia se expanda en nuestro interior como un océano sin bordes. El latido del corazón resuena en el pecho, un recordatorio de que aún somos, de que aún estamos. Y aunque el universo guarde silencio, aunque parezca no escuchar, seguimos respirando, seguimos sintiendo, porque en cada inhalación existe la posibilidad de que el destino nos escuche en su propio idioma.

EL INFIERNO DIVINO

 El clímax llegó con el crujir de sus huesos, con el eco de un sol desplomándose en el vacío. No hubo gloria, solo el peso de la condena sobre la piel, el frío del mármol que alguna vez creyó cálido. La carne se convirtió en ceniza antes de que pudiera saborearla por completo, antes de que sus manos terminaran de aferrarse a un cuerpo que nunca fue suyo. Los labios fueron tormenta, una fiebre devoradora que lo arrastró hasta un infierno donde el placer y la pena eran la misma cosa. No hubo redención en su aliento, solo un castigo disfrazado de deseo. Se hundió en él como quien naufraga en un océano inexistente, atrapando con los dedos el vacío, esperando encontrar algo que nunca estuvo allí. No quería idolatrarla, pero su piel llevaba la huella de los dioses olvidados. Estaba hecha de mármol y silencio, de nombres que resonaban en la memoria de un mundo que ya no existía. Y él, condenado a perseguir mitos, creyó que podría atraparla antes de que la luz de las estrellas se apagara. ...

EL ARTE DE APRENDER

Buscamos eternamente, de cierta manera, la forma de estar en lo correcto o de cierto modo, aunque para algunos más y otros menos. El interés por saber. Cuando realmente no nos interesamos por lo más básico, que es querer aprender a aprender. De la misma forma en que no nos preocupa eso, tampoco nos preocupa la manera en que lo transmitimos, y automáticamente desvalorizamos el conocimiento adquirido. Tenemos que ser conscientes de la forma en que compartimos nuestros valores con nuestras familias, amigos y allegados, pero, sobre todo, con los más pequeños, sea cual sea el ámbito y la relación que tengamos con ellos. Dar ejemplo no es solo un acto, sino una responsabilidad. La percepción que los niños formen sobre la sociedad dependerá, en gran parte, de los cimientos que les brindemos. No basta con decir lo correcto; hay que vivirlo, encarnarlo, convertirlo en acciones diarias. Las palabras inspiran, pero los actos forjan. Y en esa forja, en ese molde invisible que vamos dejando en los ...
Tiempo al tiempo, dicen por ahí, y yo, paciente, espero. Detallo cada una de las partes equilibradas que encuentro en el paso de los días y fragmento cada partícula irregular que descubro en las historias que me trae el viento. Recojo susurros en la brisa, destierro el caos de los relojes y dejo que el azar dibuje caminos sobre la arena movediza del destino. No corro, no huyo, no empujo al tiempo, solo lo observo danzar en círculos, tejiendo su trama invisible, esperando el instante en que todo encaje, o tal vez, en que nada importe.
Madurar no es perder originalidad, abre las alas y despega tranquilo. Dile a tu chica que sea escaso el equipaje si pretende saltar contigo. ¿Para qué paracaídas, si el vértigo es parte del viaje? Si el viento nos desordena, pero también nos enseña a volar. Que el miedo no pese más que el deseo, que el cielo no sea un techo, sino un destino. Saltamos sin promesas, sin certezas, pero con el alma ligera, dispuestos a caer, o a aprender a volar en el intento.

SOMBRAS EN HUMO

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Me quema el impulso, los labios, la piel, y hasta en tu propia presencia me quemé y me enredé. Te arropé bajo mis alas y del juicio me olvidé. Te dejé investigar mis olvidos más profundos, te dejé corromperme, descerebrarme y volverme a crismar. Amanecimos enmarañados, con la tertulia de gemidos haciendo eco en las cabezas. Dos cigarrillos después ya estábamos dormidos. Pero el alba nos halló dispersos, con el humo flotando en silencios densos. Las cenizas aún tibias en el cenicero y la certeza en la piel: fuimos fuego, fuimos carne, fuimos olvido y renacer.

EL ULTIMO ARLEQUIN

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Nunca fui de salir tanto, fui más bien de volver poco, y convertía cada loco en mi arlequín, danzando entre sombras y risas rotas. Caminé senderos de tinta y humo, dejé huellas en la brisa y olvidé regresar. Mis pasos eran ecos sin dueño, y mi voz, un susurro en la madrugada. Nunca fui de buscar refugio, más bien de perderme a propósito, de hacer del abismo un escenario y de la soledad, mi propio carnaval.

Naufrago del reflejo

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Paraísos infinitos, trágicas morfosintaxis, de la tierra al humano, trágico y trascendental. Y me encuentro naufragando en mi reflejo, donde el agua distorsiona lo que soy, donde mis ojos se pierden en sombras ajenas y mi esencia se disuelve entre dudas y olvido. El eco de mi voz se fragmenta en la brisa, los astros callan, las horas mueren, y yo, exiliado de mí mismo, me disuelvo en la nada, buscando en lo eterno un rostro que ya no es.

Noches de terciopelo

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De oscuro terciopelo tiño mis noches, abrazando tu ausencia como un manto sin estrellas. Susurros de un eco que no regresa, sombras de caricias que se desvanecen en el alba. Te busco en la brisa, en el murmullo de la lluvia, en el temblor de una vela a punto de extinguirse. Pero solo el silencio me responde, como un espectro fiel a su condena.

CERTEZA

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Los vientos no dejaron más que vestigios y poco más del errante viajero. Ese que atraviesa tempestades y se ahoga en tierra firme. Varado, perdido y exento de recuerdos.  Sin tiempo que lo acompañe, y a deshora avanza hacia el deber de encontrar luz en la oscuridad. Los vientos soplan pero su velero no remontan, porque el no iza las velas, porque ir a la deriva es su cable a tierra. Porque perdido se encuentra acompañado. Deja al tiempo las palabras mientras devora quimeras,  como un náufrago que se alimenta de sombras y vive del eco de sus propios pasos. No busca refugio ni espera salvación, pues su condena es su ancla y su fe es la duda. Cada noche, la luna le susurra caminos que nunca toma, y cada alba, el sol le ofrece promesas que no quiere escuchar. Las ruinas de lo que fue se desmoronan a su alrededor, pero él no se detiene a reconstruirlas. Se aferra a su deriva con la ternura de quien abraza su única certeza: que el horizonte es un espejismo y que la lleg...

LA ÚLTIMA TIENDA

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 El campamento estaba organizado en un semicírculo. Un grupo de tiendas de campaña distribuidas de manera ordenada, como una pequeña aldea improvisada en medio del bosque. Desde la fogata principal, las linternas se apagaban una a una conforme los niños se iban a dormir.  Pero la última tienda siempre tardaba más en hacerlo. Era la más alejada, colocada justo en la línea donde los árboles comenzaban a cerrarse, donde el bosque parecía engullir el terreno. No era un mal sitio, pero tenía un detalle inquietante: a veces, cuando la luna era tenue y las sombras demasiado densas,  se veía una figura de pie detrás de la tela. Las primeras veces, los monitores pensaron que eran bromas. Algún niño escapándose en la noche, algún juego absurdo de valentía. Pero los chicos dentro de la tienda siempre aseguraban lo mismo:  ellos no habían salido. Algunas noches, la sombra permanecía inmóvil por largos minutos. Otras veces, desaparecía apenas alguien encendía una linterna. Nunca ...

NO TE SEPARES DEL GRUPO

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La caminata nocturna era la tradición más esperada del campamento. Cuarenta minutos en la oscuridad, siguiendo senderos angostos entre árboles altos, escuchando crujidos de ramas bajo los pies y el murmullo del viento filtrándose entre las hojas. El grupo avanzaba en fila, iluminado solo por linternas débiles que parecían perder fuerza a cada paso. El bosque era denso, y el silencio, inquietante.  Los monitores repetían la advertencia de cada año: no alejarse del sendero. No quedarse atrás. Martín iba al final del grupo, caminando con calma. No creía en las historias que contaban los mayores sobre desaparecidos, sombras entre los árboles o presencias acechando en la espesura. Siempre le habían parecido cuentos para asustar a los más pequeños. Cuando vio algo moverse entre los troncos, supo que debía ser su imaginación. Un juego de luces. Un reflejo extraño. Pero entonces, lo volvió a ver. Una figura, delgada y encorvada, deslizándose entre los árboles con una cadencia antinatural....

P.A.S (Persona altamente sensible) - Historia de una Maldición

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Capítulo 1: La Espina El timbre del instituto sonó con su estridente monotonía y marcó el inicio de otro día que Gabriel deseaba que terminara antes de comenzar. Caminaba por los pasillos con la cabeza gacha, sujetando los libros contra su pecho con la absurda esperanza de que, si se hacía pequeño, invisible, tal vez ellos no lo notaran. Pero ellos siempre lo notaban. —¡Eh, PASado de raro! —la voz de Estéfano rompió el aire y, antes de que pudiera reaccionar, su pie se interpuso en su camino. Gabriel sintió el vacío bajo sus pies antes de que su cuerpo golpeara contra el suelo. Los libros se desparramaron y las risas explotaron a su alrededor. No necesitaba mirar para saber que estaban todos allí: Estéfano, Lucía, Claudia, Jimena y Rocío. —Míralo, parece un insecto boca arriba —dijo Lucía con su voz melosa y falsa. —¿No vas a llorar, PAS? —preguntó Estéfano, agachándose lo suficiente como para susurrarle al oído. Gabriel no respondió. No se movió de inmediato. Sabía que si se apresurab...

LA GRAN VENGANZA Capítulo 1, 2, 3...

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Capítulo 1: El Nacimiento de la Sombra El sol golpea los rascacielos como un martillo incandescente, reflejándose en los cristales de la ciudad y cegándome por un instante. Miro mi reflejo en el vidrio y un escalofrío me recorre la espalda. No soy yo. No puedo serlo. Hay algo ajeno en mis ojos, una sombra que no me pertenece, un murmullo de odio que se retuerce y crece dentro de mí, alimentándose de cada pensamiento que me carcome. La sensación es casi tangible, como una presencia que respira sobre mi nuca, aguardando el momento en que le ceda el control. Mis dedos tamborilean sobre la madera del alféizar, una acción automática que se interrumpe cuando noto la cicatriz en mi mano. Donde antes había diez dedos, ahora hay ocho. La piel retorcida y marcada es un recordatorio de que lo que perdí nunca regresará. Me acostumbré a la ausencia como quien se acostumbra a la falta de sueño. Ocho días sin dormir. ¿O han sido nueve? El tiempo es un concepto irrelevante cuando la mente está atrapad...

📢 Lanzamiento de "El Libro Rojo de los Buenos Pensamientos" 📢📢 Release of The Red Book of Good Thoughts 📢

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Discover the transformative power of your thoughts with  The Red Book of Good Thoughts . This book invites you to explore how your mind shapes your reality and how you can use positive thinking to cultivate a more balanced and fulfilling life. With deep reflections, practical exercises, and scientific insights, this book will guide you toward a more conscious, resilient, and optimistic mindset. It’s not just a book—it’s a tool for personal transformation. Now available. Begin your journey toward a stronger and clearer mind! 📖 Get your copy here: enlace de compra Descubre el poder transformador de tus pensamientos con  El Libro Rojo de los Buenos Pensamientos . Este libro es una invitación a explorar cómo nuestra mente moldea nuestra realidad y cómo podemos utilizar el pensamiento positivo para cultivar una vida más equilibrada y plena. A través de reflexiones profundas, ejercicios prácticos y fundamentos científicos, esta obra te guiará en el camino hacia una mentalidad más c...

Yo… yo te quería…

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He trabajado en muchos sitios, y en todos he aprendido algo nuevo. Pero esta vez fue diferente. Esto ocurrió entre septiembre y diciembre del 2020. Recientes salidos de la pandemia, pero sin bajar los brazos porque el SARS-CoV-2 aún acechaba con fuerza. Conseguí aquel trabajo porque estaban desesperados. Alguien se había roto la pierna y necesitaban cubrir la baja de inmediato. No pregunté demasiado. Yo también estaba desesperado. El centro de salud mental era un mundo aparte, una burbuja donde la cordura y el caos caminaban de la mano, sonrientes como la locura. Los pasillos olían a café caliente y desinfectante barato. Las paredes, cubiertas de carteles motivacionales, escondían historias que nadie quería contar. Peleas, discusiones, desacuerdos y, como no, demasiado cotilleo. Allí trabajaban quince educadores, hechos y derechos en su trabajo, rotando turnos, apagando incendios emocionales, guiando a quienes vivían al filo de la realidad. Fue allí donde los conocí.Thiago era el tipo ...