Instrucciones para Volar
En ocasiones, el universo puede ser un poco ciego y tal vez sordo a nuestras palabras o a nuestro llanto. El mundo y el espacio que nos rodea pueden dejar de existir, como el tiempo de los peces que terminan en peceras. El espacio libre y amplio en tu tiempo y en tu esencia es necesario para complementar esa armonía vital entre el cuerpo y la mente, para poder mantener viva el alma. Cerramos los ojos y respiramos hondo y suavemente por la nariz, dejamos que el aire nos llene, que la existencia se expanda en nuestro interior como un océano sin bordes. El latido del corazón resuena en el pecho, un recordatorio de que aún somos, de que aún estamos. Y aunque el universo guarde silencio, aunque parezca no escuchar, seguimos respirando, seguimos sintiendo, porque en cada inhalación existe la posibilidad de que el destino nos escuche en su propio idioma.